miércoles, 15 de septiembre de 2010

OTOME BUNRAKU



De vuelta en la ruidosa, luminosa, contradictoria, loca y maravillosa Tokyo, para la recta final de esta gran aventura.

Llega el momento de hablar del Otome Bunraku, un tipo de Bunraku hecho por mujeres y que es concretamente lo que me atrajo para venir hasta aquí.

Según me contó la actriz de Otome Bunraku , Masaya Kiritake ( alumna de Masako Kiritake, primera líder de un grupo de Otome Bunraku y a la cual podeis ver en la foto de arriba) este género nació allá por los años veinte en Osaka, a raíz de un incendio en el teatro nacional de Bunraku que causó un declive en la representación de este arte, representado sólo por hombres.

Entonces, se comenzaron a organizar grupos de mujeres que representaran Bunraku, con la variante de que una sola mujer pudiera manipular el títere que normalmente es manipulado por tres hombres.

Se inventaron ( al parecer no las mujeres, sino un constructor de marionetas llamado Jiboku Hayashi) unas piezas de metal que, unidas al cuerpo de las mujeres, pudieran sostener al títere desde el torso, la cabeza y las piernas.




Las manipuladoras de Otome Bunraku interpretan y bailan con la cara descubierta, originariamente para deleitar con su belleza al público, ya que eran muchachas hermosas y jóvenes. Afortunadamente, ser joven y guapa ya no es un requisito imprescindible.

Los textos que representan son los mismos que en el Bunraku tradicional,por lo que pueden interpretar el mismo número de personajes con menos manipuladoras.

Por lo que he podido ver hasta ahora, la manipulación del Otome Bunraku es más delicada, basada en gestos pequeños, pero con un efecto muy dramático.
Lo más interesante bajo mi punto de vista es la calidad de movimiento que se consigue manipulando un títere con partes del cuerpo como la cabeza o las rodillas, en lugar de usar las manos.
Conseguir que la cabeza del títere gire exactamente hacia donde quieres y que no caiga por su propio peso para que no pierda dramatismo, es mucho más difícil que hacerlo manualmente.
Este tipo de manipulación requiere además una implicación del resto del cuerpo que hace que las titiriteras parezcan más bailarinas que simples manipuladoras ya que deben controlar perfectamente su eje y el del muñeco y moverse por el espacio con un volumen y un peso añadido.

Además del interesante encuentro con Masaya Kiritake, asistí a un ensayo y muestra de Otome Bunraku de la compañía Hitomiza, en el Foundation of Modern puppet center, invitada por una de sus fundadoras, Fumiko Matsuzawa.

Allí, Naomi Kameno y Sachiko Matsumoto, me enseñaron los secretos de los mecanismos que esconden bajo el kimono y me enseñaron a manipular al títere pegada a él, como si fuera una extensión del propio cuerpo.




Afortunadamente, podremos volver a encontrarnos en Tolosa, a finales de Noviembre donde estarán representando Otome Bunraku dentro del festival Titirijai.

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